lunes, 27 de julio de 2015

Pueblos Malditos y Encantados

Los Pueblos Encantados



La siguiente historia ocurrió en dos pequeños pueblos ubicados en Sudamérica, donde los fenómenos ocurrían todas las noches en las afueras del lugar. Sombras que se mueven, manchas obscuras que gruñen y persiguen a todo aquél que se tropieza con ellas, luces multicolores que zigzaguean perdiéndose a lo lejos entre fuertes llamaradas, etcétera.
Todo inició, según los periódicos locales, meses antes de que se diera a conocer la noticia. Cuando un jornalero regresaba del trabajo en el campo, y aunque el camino estaba muy obscuro, éste buen hombre estaba ya acostumbrado a la montaña y sus ruidos. Sin embargo, al entrar al pueblo, cerca ya de su hogar, se fijó que sobre la calzada de la carretera había un bulto negro. Curioso, se acercó a él.
Se trataba de un bulto negro, que parecía un perro o algo similar. Cuando estaba a unos dos metros de distancia, comenzó a moverse. De pronto, se levantó y el campesino pudo contemplarlo en toda su ominosa gloria.
~ Era mucho más grande que yo, aquel ser comenzó a chillar. Pero no se trataban de gritos humanos, ni chillidos animales. En realidad eran espantosos.
Cuenta que como pudo se dio la vuelta y echó a correr. Recuerda que aquella sombra no tenía forma, ni pies, ni manos, cuanto menos cabeza. Era como una sombra que avanzaba hacia él como queriendo envolverlo.
Fue entonces cuando se agachó para tomar una piedra, la que sin pensar dos veces lanzó contra el maléfico ser, a quien ni un rasguño ocasionó ya que la piedra únicamente lo traspasó por en medio. Después de aquella heroica acción, lo único que se le ocurrió fue rezar con todas sus fuerzas, sólo de ésta manera aquél ser desapareció.
Todo el pueblo le creyó ya que aquél hombre no sólo demostraba miedo al recordar lo ocurrido, sino que también pecaba de ser trabajador y abstemio. El temor se apoderó del pueblo cuando, a los tres días del suceso, algo similar le ocurrió a un joven maestro de albañilería, cuando al abrir la puerta y poner los pies afuera, se encontró la misma sombra. Una masa grande, negra que emitía gruñidos. Volvió a entrar a su casa y cerró la puerta con pasador. Sudaba frío y apenas podía hablar del nudo que se le había hecho en la garganta.
Desde aquél día, todos los moradores procuran estar en sus casas en cuanto llega la Noche. Lo cual podría parecer absurdo para un pueblo con casi 400 habitantes, pero todas esas personas saben que el peligro ronda por las calles, al caer la oscuridad de la noche. Pero a parte de estas dos apariciones, la masa negra se ha visto por los alrededores entre los pinares y la carretera.
Testigos de ello son los tres comerciantes que iban camino a casa por aquella carretera, cuando a la altura de la última curva se pararon asustados. Ante ellos, una mancha, también de unos dos metros, corría despavorida lanzando alaridos. Provenía del monte y, ante la presencia de los comerciantes, cruzó la carretera dando enormes zancadas y se echó pendiente abajo, hacia un río, unos veinte metros de barranco.
Tras todos éstos sucesos, la Guardia Civil se prestó a esclarecer el misterio, que más bien parecía cuento de horror y ciencia ficción. Y aunque nunca pudieron encontrar al ser negro, sí avistaron tres bolas de luz cerca del barranco en las montañas, éstas se deslizaban una tras otra - en fila -. Nadie pudo explicar lo sucedido, ya que nunca se pudieron acercar a más de 10 metros de aquellas esferas luminosas voladoras.
Mientras unos hablaban de ignes fatui y de brujas, otros determinaron que se trataban de ovnis, por lo que los ufólogos pusieron gran interés en el caso, sin poder encontrar todavía una respuesta concreta. En cuanto al ser maléfico, un grupo de parapsicólogos ya visitó la zona, pero al parecer aquél ser aún no se ha manifestado ante ellos.
Y aunque los testimonios siguen en aumento, ningún especialista - ufólogo o parapsicólogo - pudo esclarecer ninguno de los misterios que envuelven aquellos pueblos. Aunque lo más curioso en el caso sea, que al parecer el maléfico ser y las misteriosas esferas, no han querido manifestarse ante sus ojos, prefiriendo aterrorizar a los lugareños, que ya hasta perdieron la paz que les proporcionaba la zona.
No hay más tema de conversación que de la "invasión de ovnis" para unos, y los "fantasmas negros" para otros - dependiendo del testimonio -. A raíz de los acontecimientos se han ido sucediendo numerosas historias escalofriantes, al parecer inventadas por el vox populi, aunque apoyadas en un rastro de verdad. Fantasmas u ovnis, algo extraño está sucediendo allí. En cuanto oscurece se cierran puertas y ventanas. No habiendo quien se atreva siquiera a asomarse y cuanto menos a rondar por los alrededores.
Una noticia circuló a raíz de un suceso inusual. En otro pueblo, una familia había visto cómo su casa era invadida por una legión de gusanos, a los cuales no podían eliminar, aquellos insectos tenían la particularidad de que eran totalmente blancos, muy parecidos a las larvas, pero del tamaño de una oruga. En esa misma nota, señalaban que familias enteras se volvían locas de la nada, y que en algunas casas se realizaban rituales con mujeres desnudas que invocaban fuerzas maléficas.
Al parecer todo comenzó en el mes de octubre, justo en la casa de un joven matrimonio, quienes vivían al final de una de las calles principales. Cierta noche, la señora de la casa se despertó con un fuerte zumbido en los oídos. Trató de destaponarlo con un dedo y cuál no sería su sorpresa al notar que algo se movía dentro. Encendió la luz y lanzó un alarido.
¡Estaban rodeados de gusanos! Paredes, suelo, mesa, sillas, armario... ¡Cama!
Todo en absoluto estaba lleno de aquellos insectos, muy parecidos a las larvas que brotan de la carne pútrida - con la cabecita negra -. La mujer daba chillidos despavoridos, y para cuando su marido se puso en pie, ya estaba completamente lleno de aquéllos gusanos.
Sin esperar a la mañana, probaron con todos los productos que tenían en casa. Incluso compraron después potentes venenos e insecticidas, pero no conseguían acabar con ellos, cuando parecía que se iban a acabar, sin saber de dónde, aparecían más.
Aquella noticia ya incumbía a los vecinos, que mostrando gran interés en el asunto trataban de ayudar a la pareja, con tal de acabar con la extraña plaga. Lo cual al parecer lograron meses después, al haber quemado la ropa y muebles de la casa.
Sin embargo, este extraño suceso quedó sin explicación alguna, ya que el esposo levantó el piso de la casa con ayuda de albañiles para acabar de raíz el problema, pero nunca encontró rastro de aquellos insectos, ni mucho menos algo que indicara de dónde habían llegado los gusanos. Se sabía que en las cercanías había un corral de ovejas y quizá algún gato había metido en el tejaban (techo de láminas de petróleo) un pellejo ensangrentado que pudiera ser el origen de los gusanos, quitaron el techo, pero tampoco había nada.
La agencia noticiosa de donde se sacó la nota declaró que la esposa aseguraba que en aquél pueblo sucedían más cosas muy extrañas. Se rumoreaba que un grupo de mujeres del pueblo, iniciadas en la brujería y magia negra hacían cada miércoles unas reuniones demoníacas. Todas ellas desnudas, formando un círculo en cuyo centro colocaban antorchas encendidas. Allí invocaban al diablo mientras repasaban los nombres de las personas a las que iban dirigidos sus trabajos negros. Aunque nunca se atrevió a dar nombres concretos.
Cuando los reporteros quisieron entrevistar al cura, éste les cerró la puerta en la cara sin contarles nada al respecto. Pero la noticia no cobró más trascendencia, ya que el médico principal del pueblo, negó todos los sucesos, incluyendo el que las mujeres se volvían locas.
Lo único que pudo concluir la agencia era que los habitantes del pueblo utilizaban amuletos para alejar a los malos espíritus. El ambiente es tenso en aquél lugar, y se palpa un halo de misterio, que ni ellos quieren aceptar.
Sin embargo, algo que nos sorprendió fue cuando, buscando más datos sobre el sitio, encontramos testimonios de mujeres mayores, quienes dicen recordar que de niñas tenían que andar casi a escondidas por las calles siempre cuidándose de que no les echaran el "mal de ojo".

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