Alienígenas
del caso Varginha
Lugar:
Ciudad de Varginha (Estado de Minas Gerais, Brasil).
Fecha: 20
de Enero de 1996.
Resumen: El aparente siniestro de un objeto volador no identificado en las
cercanías de la ciudad brasileña de Varginha y la captura de sus tripulantes
mantiene en vilo desde 1996, a todo el país. Muertes en extrañas
circunstancias, confiscación de pruebas y el silencio de las autoridades han
valido a este caso el sobrenombre del “Roswell brasileño”.
Varginha (Brasil) 20 de Enero de 1996
El
matrimonio de Eurico Rodríguez y Oralina Augusta fue despertado por Los
aterrados mugidos del ganado que cuidan hace seis años, en un vallecito junto a
la ruta, justo a la entrada de la ciudad. Creyendo que se trataba de cuatreros,
Oralina abrió una ventana de su sencilla casa y Eurico, otra. Oralina, mirando
hacia el sur, no vio más que ganado espantado, corriendo.
Eurico
abrió la ventana que daba hacia la ruta y se quedo de una pieza: a la pálida
luz de la luna y a apenas 30
metros de distancia, flotaba en perfecto silencio un
cilindro gris del tamaño de un ómnibus. Rasando, a cuatro metros de altura, el
cilindro se movía lentamente hacia el norte, sin alas, sin humo ni luces.
Eurico
salió de su shock y llamo a los gritos a su mujer. El no lo recuerda pero su
mujer dice que su grito fue “¡Oralina, hay un submarino sobre el campo!” Su
mujer, que hoy lo recuerda con risas su cómica definición, corrió a la ventana
y vio la nave. Por más de media hora, contemplaron asombrados la extraña
aparición hasta que desapareció por encima del morro que limita el pequeño
campo.
Nueve horas después
Ese
mismo día, un habitante del municipio de Alfenas, situado a unos 80 kilómetros de
Varginha, declara haber visto una criatura que parecía “un mono de metro y medio
de altura con tres chichones en la cabeza”. Esa misma mañana, a las 10,30, los
bomberos de Varginha capturan a la extraña criatura. Los veteranos ufólogos y
abogados Vitório Pacaccini y Ubirajara Franco Rodrigues, que investigaron los
hechos, verificarían que la criatura fue capturada por cuatro hombres –sin que
ésta ofreciera resistencia alguna- con una red como las que se emplean para
atrapar perros.
Por
la tarde, Valquiria, Liliane y Katia, tres adolescentes – dos de ellas
hermanas- que regresan tranquilamente a sus casas poco después de terminar su
jornada escolar, tienen un encuentro que jamás olvidarán: arrimado a un muro de
un terreno baldío, a menos de siete metros de ellas, se encuentra agachada una
criatura semihumana, con la cabeza entre las piernas, de no más de metro y
medio de altura y enorme cabeza coronada por tres extrañas protuberancias, ojos
grandes y rojos, piel marrón viscosa con venas saltonas.
Aterradas,
huyeron. Pocos minutos después llegaban a su casa. Luiza Helena Silva, la madre
de Liliane y Valquiria, las esperaba ansiosa por el retraso. “las vi llegar
llorando, temblando, casi ni podían hablar. Cuando me vieron me abrazaron
espantadas y me dijeron que habían visto al “capeta”, al diablo.
Pero
las chicas insistían: habian visto algo que “no era gente ni animal”, un diablo
ni os retos maternos las disuadían. Doña Luiza, vencida decidió investigar y le
pidió a una vecina que las llevara al baldío en su camioneta. Medio barrio ya
estaba reunido en la esquina, escuchando y comentando. En el baldío, Luiza
encontró apenas dos huellas enormes y un indefinible olor, “lejanamente
parecido al del azufre”. La familia volvió a casa, alterada y sin saber en que
pensar. Poco después, una tormenta fortísima borraba todo rastro del incidente
en el baldío.
La
criatura es idéntica a la capturada por la mañana en la misma zona. Avisados de
su presencia, soldados de la
Escola de Sargento das Armas (ESA) de tres Coracões,
oficiales de las Policía Militar y los bomberos de Varginha, proceden igualmente
a capturarla.
Estos
dos seres no vivieron mucho y que sus cuerpos, al final del mismo día 20,
pasaron a disposición del Hospital Regional de Varginha, primero y del Hospital
Humanitas después, en la periferia de la ciudad, centro dotado de los mejores
equipos clínicos del área. Ambas criaturas fueron colocadas en cajas de madera
y cubiertas con un plástico blanco. También supieron que la primera entidad –la
capturada por la mañana- se mantuvo más tiempo viva que la segunda, que comenzó
pronto a desprender un desagradable olor fétido.
Los
cuerpos de las criaturas fueron sometidos a una necropsia por el famoso forense
Badan Palhares, el mismo que examinó el cráneo del criminal nazi Mengele; sin
embargo, Palhares desmentiría más tarde, públicamente, su participación en el
caso.
En
cuanto a las operaciones militares, según los dos ufólogos, fueron ordenadas
por el teniente coronel Olímpio Wanderley Santos, de la ESA , quién también negó
rotundamente a la prensa su participación en el caso.
El Traslado de los Cuerpos
Las
investigaciones de Pacaccini y Rodrigues les llevarían a poder reconstruir
parcialmente lo sucedido. Averiguaron que el lunes 22 de Enero un convoy de
tres camiones partió a las 17,30 horas rumbo a la Escola de Sargento das
Armas (ESA) de Tres Coracões, a 25 kilómetros de Varginha, a donde llegaría a
las 19,00 horas, entrando separados para no llamar la atención.
Ya
en la Madrugada
del 23, el capitán Ramires saldría de la
ESA en un jeep. Los mismos camiones más tarde participaron en
el transporte inicial de las criaturas saldrían también a las cuatro de la
mañana, acompañados por el sargento Pedrosa. El capitán Ramires esperaría a los
camiones en una unidad del Ejercito, cerca de la ciudad de Campinas, desde
donde se dirigieron a la
Universidad , una de las más importantes de Sudamérica,
equipada con tecnología de punta. Momento a partir del cual se pierde
definitivamente su pista.
Militares Irritados
Hoy,
más de setenta ufólogos han visitado ya Varginha para investigar. Desde Bob
Pratt, del National Enquirer, hasta John Mack, profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical
School y experto internacionalmente reconocido en el terreno de las
abducciones, dando credibilidad a los hechos.
Es
más: diez de las principales organizaciones ufológicas de Brasil han firmado un
documento en el que denuncian la existencia de “una verdadera y compleja
operación que involucra autoridades militares y profesionales civiles que
resultó en la captura de criaturas no clasificadas biológicamente y que han sido
mantenidas bajo vigilancia médica y, posteriormente retiradas de la ciudad”.
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